Viajar ya no es lo que era. Ni tampoco el arte. Pese a todo, algunas especies dinámicas continúan en evolución. Viajar: sacarle partido al desplazamiento, al azar, a la necesidad y al silencio. Enaltecer la voluntad y elevar el ánimo por encima de la confusión reinante. Perturbar. En efecto, nada nuevo.

Llevamos casi treinta años actuando siempre de protagonistas en nuestros proyectos comunes. Nuestro destino son las figuras, los escenarios y las situaciones la carta. Materia prima muy concreta. Se podría decir de nosotros que somos, antes de nada, probadores de situaciones. Especialistas en tramas. Peritos catadores de contextos con derecho de pernada estética y/o filosófica.

Nos hubiera resultado especialmente fácil interpretar de forma axiomática el panorama vivido por estas -y otras- tierras. Alabando su magnificencia, su peculiaridad y todo aquello que un “clásico” consumidor de imágenes y mensajes desea ver y/u oír. Quien más, quien menos, es depositario de un pasado y un presente paisajísticos de los que se siente orgulloso. La soberbia del paisaje. Así pues, se nos antojan en principio casi ilimitados los recursos estilísticos con los que poder enjabonar a un hipotético espectador “local”. Sin embargo, no es ésa nuestra misión… porque no somos turistas ni publicistas ni aduladores. No se encontrarán aquí rebajas, por tanto, ni dos por el precio de uno, ni tampoco representaremos “La Semana del paisaje y las costumbres canarias en El Corte Inglés” ni nada que se le parezca. Cuando aceptamos el encargo, nos impusimos un par de condiciones básicas para afrontarlo con todas las garantías: no ofrecer en toda esta obra (1) respuestas cómodas ni (2) paralelismos o tangencias gozosas en el plano lineal. Más bien al contrario, dejar al pairo infinidad de enigmas y sugerencias abiertas en canal. A un lado hemos querido apartar la postal recurrente, la confesión propagandística, la recreación, el ejercicio de estilo o la gimnasia intelectual. Y manejar el hábitat de Gran Canaria como si se tratara de una abstracción absoluta. De modo que, la base impositiva estructural, personas, animales, barrancos, arenas o riscos concretos aparte, pudiera ser extrapolada a cualquier otro lugar en otra latitud. Técnicamente, nos hemos movido en un sistema generador de escenarios dramáticos; de atmósferas, a través de las cuales poder simular severas opciones subjetivas, no exentas de responsabilidad intrínseca. Un paisaje actuado en todo momento por nosotros; un amplio ciclorama personalizado. Taller interior abierto al público. En resumen, una categoría superior, vinculante, que nos interesa transmitir de forma incisiva.

En el inicio fue el paisaje. Luego, lentamente, aparecieron las figuras. Hasta que lograron establecerse de forma definitiva, las figuras permanecieron durante largo tiempo en tránsito. Al final echaron raíces en determinados enclaves, se hicieron fuertes y sacaron pecho. Moldearon cánones y patrones, enorgulleciéndose con soltura de la recién constituida identidad. Al tiempo, comenzaron a envidiar cánones y patrones de otros grupos de figuras establecidos en territorios vecinos. Entre todos, inventaron así el costumbrismo e instauraron fronteras, para delimitar usos y tradiciones. Germinó el arte.

Antoni Socías y Luis Pérez-Mínguez