Mi otro yo con algunas contradicciones / My other self with some contradictions

1989-2011

Mi otro yo con algunas contradicciones

My other self with some contradictions

1989-2011

Tangenciales Africanos
Mi otro yo
Presentando personas
Íptica africana + StereoLab’s
Kanilai Family Central Abattoir
Dual product
Inútil sustraerse a la evidencia
vídeos

Veinte años yendo a África y no había caído en la cuenta. Sólo después de que Rafael Liaño me espoleara -a través de Facebook- para exponer en el Centro Municipal de las Artes de Alcorcón, fue cuando empezó a gestarse la reconversión de mi nebulosa africana en proyecto factible.

Incertidumbres a un lado, me puse a recopilar materiales y diseñé una estrategia de hechos consumados, para mi siguiente viaje a Gambia. Esto, unido al hecho de que ya tenía una pica puesta allí, gracias a mi amistad con Caramo Fanta Camara, hicieron que el asunto se tornase cada vez más verosímil. Conocía las pinturas de Caramo, pero lo que no sabía era lo de su otra vvertiente creativa. Mientras yo enfocaba unas cabras apostadas en una tapia de su calle, me dijo: “¿sabes?, me encanta hacer fotos con el teléfono”. Nos sentamos a la sombra de un árbol a hablar del tema y me las enseñó en el propio visor. Formalmente, eran unas fotografías diminutas; lo que de sí puede dar una cámara africana en píxeles, muy poca cosa, pero maravillosas en su concepción y, sobre todo, en su desarrollo editorial. Consideré un milagro el que pudiera obtener tan buenos resultados con tan poco. Algunas de aquellas imágenes daban la impresión de ser daguerrotipos del diecinueve, aunque con una pátina -lógicamente- contemporánea. Durante el visionado lo explicó: “tengo una especie de Photoshop para celular. Cuando no hay trabajo, me siento a la sombra de este mango y las retoco a mi gusto”. Me invadió en aquel instante una mezcla de ternura e interés por descubrir más de él y de sus posibilidades en ese terreno. A bocajarro, le pedí que colaborara conmigo. Dudando, al no saber si podría estar a la altura de las circunstancias, se sumó.

Al día siguiente nos pusimos a trabajar. Primero me ayudó a conseguir modelos. Luego opinó sobre cuáles podían ser los encuadres más propicios para llevar a cabo “Mi otro yo con algunas contradicciones”. Finalmente, me llevó a comprar pinturas para la cara. La búsqueda del maquillaje oscuro, sin embargo, resultó del todo infructuosa, pues, como dijo muy acertadamente una de las dependientas, “es que… nosotros, señor, no lo usamos”. Cómo no se me habría ocurrido antes… Sumidos en mitad de una pequeña decepción, a Rosa, mi esposa, se le ocurrió de repente la genial idea. Reemprendimos viaje en taxi, hasta dar con el tarro de nocilla africana que solucionaría mi pretensión de ser hombre negro aquella tarde.

Veinte años yendo a África y no había caído en la cuenta. Sólo después de que Rafael Liaño me espoleara -a través de Facebook- para exponer en el Centro Municipal de las Artes de Alcorcón, fue cuando empezó a gestarse la reconversión de mi nebulosa africana en proyecto factible.

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